Vamos a hacer un ejercicio de abstracción rápida. Estamos en Japón en pleno 2018. La universidad pública más prestigiosa de la prefectura de, pongamos, Miyazaki, ha decidido rendir un homenaje al cine fantástico alemán mediante un festival costeado con el dinero de todos los miyazakienses. Para el diseño de su cartel hacen un repaso en bancos de imágenes usando las palabras clave “símbolos de Alemania”, no importa de cuál. ¿Angela Merkel? ¿El traje bávaro? No, algo que a todo el mundo le suena y que según la Wikipedia marcó la historia de Alemania y como tal debe representarla: la bandera nazi.
Eso mismo se preguntó el comité organizador del Fancine, el festival de cine fantástico organizado por la Universidad de Málaga costeado con el dinero de todos los malagueños (y no malagueños). Y es que lo que comento ha ocurrido, tal cual, pero traspuesto al cine asiático:
Breve historia de la Bandera del Sol Naciente
La Bandera del Sol Naciente es la insignia del ejército japonés que ha perdurado hasta la actualidad. No obstante, a lo largo del siglo XX sufrió algunas modificaciones para su uso como bandera de guerra del ejército imperial japonés desde 1870 y hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
La Bandera del Sol Naciente en la actualidad
El uso, per se, de la imagen no lleva atribuido un sentido ofensivo hacia países que sufrieron las afrentas de Japón hasta 1945, especialmente China y las dos Coreas, pero en el Japón actual se trata de evitar su uso por sensibilidad para con estos países y para quitarse de encima un fantasma que la cultura de la posmodernidad aún sigue reavivando. Lo explica de manera magistral este artículo de The Washington Post, donde se compara la bandera imperial japonesa con la bandera confederada en Estados Unidos apelando al deseo de ambos países por ahuyentar las sombras de su pasado.
Y es que han sido muchas las muestras de un uso más o menos sensible y afortunado de este elemento para simbolizar algo tan asiático o japonés como el “sol naciente”:
En el caso del cartel del Fancine 2018, su diseño de clara intención posmoderna asocia este elemento con otros iconos del pasado reciente asiático: el maneki-neko o gato de la suerte enarbolando el libro rojo de Mao, símbolo del totalitarismo ideológico de la China de la Revolución Cultural, el Ejército Popular de Liberación de aquella misma época y caracteres cirílicos en un mejunje kitsch. No queda claro, entonces, si esta relación de símbolos denota un significado puramente cultural o si quiere transmitir un mensaje que va más allá de eso para tocar temas políticos que poco o nada tienen que ver con el cine. ¿No sería peligrosa una imagen en el mismo plano semántico de un soldado haciendo el paso de la oca y una esvástica, sea o no nazi? Para más inri en la Universidad de Málaga se imparte un grado en estudios de Asia Oriental con mención en Corea al que suponemos ni le habrán enseñado el cartel para que no se le pusiesen los pelos de punta.
Nosotros mismos en el Centro de Cultura Asiática, hemos estado tentados en el pasado con casos similares de algunos diseños que nos hicieron diseñadores ajenos a estos matices y los desechamos por poco afortunados:
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Nosotros, en su momento, sí juzgamos necesaria una rectificación por simple respeto hacia ciudadanos de países que consideraban ofensivo el uso de la bandera del Sol Naciente. Y es que no por arraigado en el imaginario colectivo es más pertinente el uso de cualquier símbolo sin importar su implicación política. Se trata de evitar desviar un mensaje que tiene que ser más efectivo para comunicar su objetivo sin elegir elementos pasando por alto lo que representan.