OCHO MIRADAS GAIJIN SOBRE JAPÓN EN OCHO PELÍCULAS

Seguramente algunos de vosotros alguna vez habréis oído hablar de la palabra japonesa ‘Gaijin‘, ¡motivo por el cual hemos pensado que sería interesante dedicarle una entrada a las miradas gaijin en nuestro blog!

¿QUÉ SIGNIFICA LA PALABRA GAIJIN?

¿Y es que qué quiere decir exactamente esta palabra japonesa? Pues bien, Gaijin puede ser utilizado para enfatizar la condición de extranjería y de no pertenencia y entre otras cosas, este uso le ha dado la connotación racista a la palabra. En contraste con otros países donde existe el racismo, la mirada Gaijin y la discriminación en Japón no se basa en de dónde se es, sino en de dónde no se es (en este caso, no se es japonés), razón por la que Gaijin tiene esa connotación despectiva.

Son muchos los cineastas que han decidido asomar su cámara a ese archipiélago del Pacífico tan remoto como fascinante. En la mayoría de los casos no consiguen superar la fase de shock cultural que golpea al viajero que pone los pies en sus tierras, por lo que sus puntos de vista están inevitablemente impregnados de esa fascinación. Japón se presenta como algo extraño al occidental, demasiadas veces de manera hiperbólica, excesiva, lo cual no hace sino amplificar el mito de país extraterrestre en su presente y romántico en su pasado, un axioma que bien se encargan de inyectarnos desde la meca del cine. Estas ocho obras Gaijin contemplan Japón desde perspectivas diferentes, particulares y sin dejar indiferentes, deteniéndose en aquellos detalles que escapan al estereotipo. ¡Comencemos!

1. “HIROSHIMA MON AMOUR” (Alain Resnais, 1959)

Poster Hiroshima Mon Amour (fuente)

Reconozco la curiosidad histórica por saber qué aspecto tenía la ciudad de Hiroshima solo 15 años después de la explosión de la bomba. Eiji Okada y Emmanuelle Riva (la mujer que nos rompería el corazón 53 años después en “Amor” [“Amour”, Michael Haneke, 2012]) conforman la pareja protagonista de este maravilloso poema sobre el amor imposible.

2. “SANS SOLEIL” (Chris Marker, 1983)

Poster Sans Soleil (fuente)

Chris Marker, el heredero del cine-experimento que remite al mismísimo amanecer de este arte en tierras francesas, nos lleva a Japón para descubrirnos un país de otra galaxia, inmerso en una vorágine de progreso tecnológico cuyas imágenes aún treinta años después resultan sorprendentes. La película está estructurada en forma de correspondencia entre dos personas que comparten sus experiencias en dos puntos del planeta completamente opuestos como son Tokio y Guinea-Bissau y constituye una de las primeras cimas de la videocreación entendida como género cinematográfico.

3. “TOKYO-GA” (Wim Wenders, 1985)

Poster Tokio-Ga (fuente)

Quien haya tenido la oportunidad de maravillarse con el cine de Yasujiro Ozu habrá observado una peculiaridad constante en sus películas, y es que la gran mayoría de planos estaban rodados con la cámara a 90 centímetros del suelo y usando objetivos de 50 milímetros. ¿Por qué? Este homenaje al cine del autor japonés no solo da respuesta a esta pregunta, sino que dirige una mirada al paisanaje tokiota a través del tamiz perplejo de un Wim Wenders en plena cúspide de su carrera. Incluso Werner Herzog nos deleita con una reflexión sobre su búsqueda de la imagen pura.

4. “KILL BILL VOL. 1” (Quentin Tarantino, 2003)

Poster Kill Bill (fuente)

Poco queda que decir sobre esta oda al exceso, esta mirada posmoderna tan del gusto de Tarantino, que no se haya dicho ya. El director de Tennesse nunca ha ocultado su amor por el cine japonés (no os perdáis esta anécdota contada por Álex de la Iglesia) y el díptico sobre la venganza servida en un plato frío es su mejor homenaje.

5. “LOST IN TRANSLATION” (Sofía Coppola, 2003)

Poster Lost in Translation (fuente)

La película más sutil de Sofia Coppola, la del ensalzamiento más insoportable a la levedad del ser, la más generosa con la inteligencia del espectador a través del uso de la elipsis y los silencios atronadores. “Lost in translation” dibuja un Tokio ajeno, de ensoñación dreampop y mueca kitsch, por el que transita la pareja protagonista no sin ocultar la desgana.

6. “TOKYO!” (VV.AA., 2008)

Poster Tokio! (fuente)

Película de dirección coral en la que podríamos pasar de largo por los dos primeros segmentos (“Interior design” de Michel Gondry y “Merde” de Leos Carax, solo apto para seguidores de estos cineastas) para quedarnos con el soberbio mediometraje de Bong Joon-ho, “Shaking Tokyo”. Este tríptico, de iniciativa japonesa y ejecución gaijin, dibujan retratos de la marginalidad en la capital más grande del mundo. ¿Cómo funciona la mente de un hikikomori? ¿Cómo reacciona Tokio ante la agitación de un extraño terrorista francés? Estas y otras preguntas caben en la inclasificable “Tokyo!”.

7. “MAPA DE LOS SONIDOS DE TOKIO” (Isabel Coixet, 2009)

Poster Mapa de los Sonidos de Tokio (fuente)

A primera vista, la película de la directora catalana es un olvidable retrato de la relación entre un Sergi López más perdido en la película que la Johansson en Tokio y Rinko Kikuchi, esa chica que se dio a conocer en “Babel” (id., Alejandro González Iñárritu, 2006) y que ahora se deja ver en algunas superproducciones de Hollywood; su trama no ofrece mucho más que el morbo imposible de las escenas de sexo de la pareja protagonista en los love hotels de Tokio para mitigar el bostezo. Sin embargo, el auténtico punto fuerte de la película es el concepto al que hace alusión el título. En el plano audiovisual la película es a veces una verdadera delicia. Ofrece un festival de sonidos y silencios yuxtapuestos, descontextualizados, creando nuevos planos conceptuales que, pese a no conectar con la trama, justifican su visionado… y “escuchado”.

8. “ENTER THE VOID” (Gaspar Noé, 2010)

Poster Enter the Void (fuente)

Tras los títulos de créditos más epilépticos jamás contemplados en una pantalla de cine, se abre ante nosotros el alucinante universo de “Enter the void”, un relato de las experiencias toxicómanas de un americano en la capital japonesa. Y hasta ahí puede leerse, pues la película pronto se convierte en un viaje de LSD audiovisual, basculando entre el drama de tintes trágicos y la videocreación más extrema, con ecos del Stanley Kubrick de “2001, odisea en el espacio” y remitiendo directamente a la película inmediatamente anterior del cineasta franco-argentino, “Irreversible” (“Irréversible”, 2002), obra capital del avant-garde del nuevo siglo. Nunca antes el paisaje urbano de Tokio ha sido tan surreal como el que construye “Enter the void”, nunca antes Tokio ha sido tan perfecto escenario para dejar volar los fantasmas.

BONUS: “HOBBY” (Ciro Altabás, 2007)

Poster Hobby (fuente)

Ciro Altabás es un multipremiado realizador español que ya nos sorprendió con su desternillante cortometraje “Made in Japan”. Sirva esta muestra como aperitivo de lo que podemos encontrar en este documental sobre el frikismo en su meca particular, que realizó en 2007 con la ayuda de sus amigos Héctor García (más conocido por el blog Kirainet) y Take, entre otros. Imprescindible.

¡Esperamos que alguna de estas recomendaciones haya despertado vuestro interés y os haga sumergiros en el amplio mundo del cine japonés!

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