Literalmente setsubun (節分) significa “separación entre estaciones del año” y hace referencia a la celebración japonesa que se lleva a cabo al comienzo de una nueva estación. Sin embargo, con el paso del tiempo, el cambio de invierno a primavera se ha convertido en el más importante y es el único que se celebra, siendo asociado directamente con setsubun aunque tiene su propio nombre, risshun (立春).
Ya que sigue el calendario lunisolar, puede variar el día de la celebración pero generalmente es el 3 de febrero. Como hemos comentado, el festival celebra el comienzo de una nueva estación y está acompañado por rituales para echar la maldad y alejar a los demonios, así como atraer la buena suerte para la nueva estación.
Este ritual se llama mamemaki y literalmente significa “lanzar semillas”. Akuma significa demonio en japonés y me es ojo. Por ello akuma no me podría traducirse como “ojo del demonio”. Los japoneses tienen la costumbre de contraer las frases por lo que esta podría decirse simplemente como mame, que casualmente es el nombre que reciben las semillas de soja. Es por esto que, según la tradición, hay que lanzar mame a los demonios con la intención de darles en los ojos para ahuyentarlos, tanto a ellos como a la mala suerte y las enfermedades.
Normalmente el ritual se lleva a cabo por el cabeza de familia o la persona más importante del lugar (en el caso de las escuelas, templos, etc). En las tiendas se venden durante estas fechas bolsas con semillas de soja tostadas y, normalmente, una máscara de oni de regalo. En las casas los padres suelen ponerse las máscaras mientras los niños lanzan las semillas, al igual que en las escuelas donde los estudiantes “atacan” a los profesores.
Mientras se lanzan las semillas hay que gritar “¡Oni wa soto! ¡Fuku wa uchi!”(鬼は外福は内) que literalmente podría traducirse como “¡Fuera los oni! ¡Que venga la buena suerte!”. Tras esta purificación hay que comer semillas para atraer la buena suerte, exactamente el mismo número de años de vida que tenga uno mismo y, en algunos lugares, una semilla más para tener suerte en el año que está por venir.
Es principalmente una festividad familiar pero en numerosos templos y santuarios también la celebran. En estos lugares los sacerdotes o invitados especiales suelen lanzar regalos, pequeños sobres con dinero, dulces o boletos para sorteos. A veces invitan a celebridades y luchadores de sumo y algunos de estos eventos son emitidos en la televisión nacional.
Otra tradición es la de comer ehōmaki o “maki sushi de la suerte”. Hay que comerlo todo entero mirando hacia una dirección en concreto, la “dirección de la suerte” o ehō, la cual cambia cada año, y además sin hablar. Aunque tradicionalmente esta práctica se asociaba con el área de Kansai, hoy en día es popular a nivel nacional.
Otra tradición asociada a esta festividad pero que ya no se celebra tanto es la de comer sardinas. Proviene de la costumbre de colocar a la entrada de las casas cabezas de sardinas ensartadas en ramas de acebo. Estas son consideradas talismanes, llamados Hīragi Iwashi, que actualmente pueden verse en ambientes rurales o locales con ambientación tradicional. Se dice que los demonios se asustan al ver los ojos de las sardinas asomando por las puntas de las hojas del acebo, además de que no le gustan el olor, por lo que este talismán ayuda a ahuyentarlos.
Según la región, hay algunas variaciones en la celebración de esta festividad. A veces se lanzan cacahuetes en lugar de semillas. En otras zonas cambian la frase que hay que exclamar, como por ejemplo en Aizu Wakamatsu, en la prefectura de Fukushima, que gritan “¡Oni no medama buttsubuse!” (¡Cierra los ojos del demonio!) o en el templo de Sensōji, en Tokio, “¡Senshu banzei! ¡Fuku wa uchi!” (¡Que haya fortuna para toda la eternidad!).