El pasado sábado 29 de octubre constituiría una fecha que a partir de ahora queda grabada a fuego en la mente de todos los coreanos. Lo que empezaría como una noche de diversión para celebrar la noche de Halloween, se convertiría en un suceso terrorífico que marcará un antes y un después en el barrio de Itaewon.
Año tras año, el barrio de Itaewon ha sido famoso por congregar miles y miles de personas en sus calles para celebrar la terrorífica fiesta de Halloween. Para muchas personas, esta noche representaba una de las fiestas más grandes del año, y muchos jóvenes estaban esperando ansiosos por celebrarlo. El barrio de Itaewon, en este caso, siempre ha sido el lugar elegido por los surcoreanos para pasar esta noche, por lo que cada año se espera una afluencia enorme de jóvenes.
Tras dos años de pandemia, en los cuales las fiestas habían sido canceladas, este año conmemoraba la puesta en marcha de nuevo de este tipo de celebraciones, por lo que se esperaba una respuesta masiva por parte de la juventud que iría a Itaewon dispuesta a volver a su vida pasada.
Sin embargo, el catastrófico resultado dio lugar a un accidente que se cobró la vida de 156 personas y dejó heridas a más de 200. Miles de coreanos se levantaron el domingo con esta terrible noticia, que sin duda parece una reminiscencia de otra tragedia que consumió a la población coreana en 2014, con el accidente del ferry Sewol que dejó sin vida a casi 300 personas, entre ellas, la mayoría estudiantes de secundaria.
El accidente empezó aproximadamente la noche del sábado a las 10:12 P.M. KST, cuando las calles completamente llenas de gente estaban llegando al punto del colapso. Según los testigos, no fue una estampida que ocurrió rápidamente, sino una situación que acabó con las víctimas de una forma lenta y agónica. Las tres horas siguientes se cobraron la vida de cientos de personas, la mayoría entre la franja de edad de entre los 20 y 30.
Ahora la duda ronda dentro de las cabezas de todo un país, ¿se pudo haber evitado?
Hablamos con Alberto Urra, fotógrafo español que actualmente se encuentra en Corea del Sur y ha sido testigo de como esta noticia ha volcado a un país entero, de una forma u otra.
“Actualmente aquí no se habla de otra cosa. Enciendes la TV y en todos y cada uno de los canales están hablando sobre el suceso. También en periódicos. Vas por la calle y todas las banderas están a media asta. Sin embargo, si vas a zonas de bares, todo está abierto y lleno de gente bebiendo como si no hubiera pasado nada”.
El fotógrafo nos explica como existe una dicotomía en el país: la parte que está de luto, contra la otra parte que intenta ignorar lo sucedido. Asimismo, también nos habla de como todo esto se podría haber evitado, y que el gobierno y los oficiales de policía podrían haber advertido lo que estaba a punto de acontecer.
“Es increíble como los coreanos salen de fiesta, casi todos los días. Todo apuntaba a que algo así podría suceder. La noche de Halloween se celebra de manera masiva en Corea, especialmente en Itaewon. Todos los años la zona se llena de gente a reventar, y este año iban a superar las expectativas. ¿Por qué no hubo control de aforo entonces?”.
Alberto resalta como lo sucedido parece haber sido resultado de un cúmulo de errores por parte de diferentes organizaciones y instituciones de poder. Hoy día, ni el gobierno ni el cuerpo de policía del distrito de Yongsan se quieren hacer cargo ni asumir la culpa de lo que pasó, cosa que está enfadando a gran parte de la población, sobre todo aquellos que votaron a Yoon Suk-yeol, presidente de Corea del Sur que lleva apenas 7 meses en el cargo.
Sin duda, este desastre no pasará inadvertido en el imaginario colectivo de los coreanos, y a partir de ahora en el popular barrio de Itaewon habrá una mancha negra que lo cambiará para siempre. Al mismo tiempo que el gobierno intenta ponerle solución a lo sucedido, está activamente intentando no dañar en gran medida la reputación de Itaewon, conocido por ser una de las mayores atracciones turísticas de Seúl.