El anime Kami-sama Hajimemashita o Kamisama Kiss está basado en un manga con el mismo nombre, escrito e ilustrados por Suzuki Julietta, y compuesto por veinticinco volúmenes. Fue publicado por la revista Hana to Yume entre 2005 y 2016 y es considerado uno de los shôjo (es decir, mangas de romance) clásicos de la década.
Esta historia tuvo gran éxito en Japón por su humor, el romance y las aventuras (y desgracias) que vivía la protagonista de la mano de Tomoe y muchos más amigos. Tanto fue así que el manga se adaptó en dos temporadas de anime y seis OVAs (capítulos especiales y exclusivos, vaya), todo desarrollado por TMS Entertainment, además de un juego otome (fuera de servicio en la actualidad).
Desde su estreno, el anime y manga se han vuelto muy populares en Japón y en el extranjero. Tanta es su popularidad que llegó a afectar a la ciudad en la que se sitúa el santuario de Nanami (¡ya que existe en la vida real!), situado en la prefectura de Saitama. Aprovechando el peregrinaje otaku a la ciudad de Kawagoe, la ciudad diseñó un recorrido con su correspondiente mapa en el que se señalaban las localizaciones más relevantes de la serie. También se hicieron postales, una aplicación móvil que superponía imágenes de los personajes a localizaciones de la ciudad y se hizo una colaboración con el Co-Edo Bus, que permite visitar los principales lugares turísticos de Kawagoe.
¿DE QUÉ TRATA EL FAMOSO ANIME?
¿De qué va esta serie? ¡Pues es muy interesante! Esta historia sigue a Nanami, nuestra protagonista, que es una chica de instituto que se queda sin hogar por culpa de las deudas de su padre. Por ello, y en busca de una nueva casa, llega al santuario Mikage y termina convirtiéndose en la Deidad de la Tierra y patrona de dicho santuario. Pero también se convierte en la maestra del irascible yôkai zorro Tomoe, un ser de la mitología japonesa que se caracteriza por tener partes de animales, humanas o ambas a la vez. Algo así como una criatura mitad humana mitad ave o mitad serpiente.
Ahora nos centraremos en los personajes y cómo representan el folclore japonés de manera tan diversa y cómica.
TOMOE: YÔKO O CRIATURA MITAD HUMANA Y MITAD ZORRO
Empezaremos por Tomoe, el interés romántico de la protagonista. Este espíritu guardián se encarga de cuidar y proteger el santuario, al igual que a la deidad del mismo (es decir, a la querida Nanami). En este caso, Tomoe es un yôko, un subtipo de yôkai que engloba a esas criaturas mitad zorro.
Las historias sobre este tipo de criaturas llegaron a Japón a través de China allá por el siglo VIII. Se conocían como zhiguai y se caracterizaba por la aparición de zorros capaces de transformarse en mujeres. Ya en Japón, la mención más antigua a zorros que cambian de forma se encuentra en el Nihon Ryôiki, una colección de cuentos compilada a principios del siglo IX por un monje budista. Se trata de una colección de setsuwa, relatos que mezclan elementos provenientes de la tradición oral, de otras compilaciones de cuentos y de fuentes dispersas como textos religiosos y leyendas. A partir de este momento, se siguió representando en posteriores obras, poemas y textos, hasta la actualidad que ha aparecido en series, películas, mangas y animes.
Volviendo a Tomoe, la autora nos ofrece una representación que mezcla las características tradicionales con otras más actuales. Así, entre los poderes principales se encuentra la capacidad de transformarse, especialmente en animal y mujer como demuestra al sustituir varias veces a Nanami en la escuela, así como la utilización de diversos poderes divinos, como el fuego. Su exótica belleza también forma parte de los atributos heredados de los yôko tradicionales, que adquirieron la fama de expertos seductores en las historias populares del período Edo.
Por último, la dualidad que exhibe la personalidad de Tomoe, como humilde servidor del santuario Mikage pero a la vez airado yôko de inmenso poder, concuerda con la naturaleza dual de los propios zorros quienes, aunque familiarizados con el espacio doméstico, nunca han sido domesticados.
KURAMA: TENGU CRIATURA MITAD HUMANA Y MITAD AVE
Seguiremos con Kurama Shinjirou, uno de los personajes más interesantes de la serie. Es un compañero de clase de Nanami que compagina su formación en el instituto con el desarrollo de su carrera como cantante, de modo que ya desde su primera aparición veremos que destaca por su popularidad, así como por verse acompañado siempre de su particular banda sonora que identificamos como uno de sus temas. Si bien, la peculiaridad de Kurama es que realmente se trata de un tengu, es decir, un yôkai que destaca por sus características aviarias y que, según la mitología japonesa, habita en las montañas.
Kurama destaca por su atractiva y misteriosa apariencia. Además, en todos sus vídeos musicales y actuaciones aparece con unas enormes alas de plumas negras, que se considera como parte de su “personaje” como idol. Aunque, en realidad, forma parte de su verdadera naturaleza como tengu.
El personaje de Kurama representa algunas características de estas criaturas del folclore japonés, como una forma corporal a medio camino entre un humano y un animal (pájaro en este caso), con alas muy grandes, el color rojo (en su pelo, aunque en la mitología japonesa es el color de su piel) y la magia. Ahora, hay ciertos elementos de los tengu que no vemos en el personaje. Por ejemplo, la prominente nariz, las grandes garras y el rostro rojo, que es lo que nos permite reconocer a este yôkai.
Destacan por su carácter engañoso, siendo estafadores que pueden infiltrarse en el mundo humano gracias a su capacidad de adoptar forma antropomorfa, aunque algunas características permanecen, como es el caso de las alas. Viven en las montañas, sobre todo en la zona de Kurama, que, como vemos, tiene cierta vinculación con este personaje, y muchas veces en distintos relatos pertenecientes al folclore japonés se los trata como engreídos y estúpidos lo que tiene mucho que ver con el carácter casi caricaturesco del tengu presente en Kami-sama Hajimemashita.
ONIBI: LOS ESPÍRITUS RESENTIDOS
Cuando Nanami llega al templo y se convierte en la Deidad de la Tierra, se le aparecen unas pequeñas criaturas que se presentan como sus ayudantes. Bien, pues estas se conocen como onibi y son pequeños espíritus que surgen de animales y humanos muertos. Se dicen que solos los espíritus resentidos se convierten en uno y la forma en la que aparecen es sencilla: simplemente aparece una bola de fuego azul de la nada. En el folclore nipón toman forma de fuego fatuo de color azul, aunque en el anime no se parecen en nada ya que se muestran como dos niños con kimono y máscaras.
SHIKIGAMI O LOS CONOCIDOS COMO “FAMILIARES”
Por último, los shikigamis son lo que en el folclore japonés se conoce como un familiar. Es decir, una criatura cuya fuerza espiritual está conectada a aquel que lo convoca. El personaje que encarna a este ser es Mamoru, un lindo y pequeño mono que se convierte en el familiar de Nanami y cuya función es la de proteger y purificar todo lo que ella le ordene.
Esta criatura solo puede ser vista por la persona que le convoca (y en la serie, también por las otras criaturas fantásticas) y tiene la capacidad de transformarse en humano, en el caso del anime, en un niño que viste un delantal rojo, como en su forma animal.
Como hemos visto, el folclore japonés es bastante variado y diverso, con criaturas bastantes curiosas que seguramente no conocías. ¿Seres mitad humano y mitad pájaro, con caras rojas y nariz alargada en forma de pico? ¿Y espíritus con forma de fuego azul que buscan venganza? ¿Y los conocidos familiares que tanto aparecen en los mangas y animes japoneses? ¡Déjanoslo saber en los comentarios!
Hablando del país nipón, ¿te suena de algo el término soroban? ¡Pues es considerado el mejor método de aprendizaje en Japón y se práctica junto a un ábaco! ¿Quieres saber más? En ese caso, no dudes en visitar nuestro post sobre ello en el siguiente enlace. ¡Te esperamos!