El Hanami Festival (花見) es una ceremonia que consiste en contemplar las flores de cerezo, o sakura, como son llamadas en Japón. Entre finales de marzo y mediados de mayo, varias especies de cerezos florecen por todo el país, en parques, templos y otras zonas de ocio, donde las personas se reúnen para disfrutar del espectáculo.
En este festival, la estrella es la Sakura, símbolo de la primavera en Japón. Por ello, se celebran varias actividades y ceremonias con esa temática. La principal es el tradicional picnic bajo los árboles cargados de flores. Esta tradición existe desde hace siglos y es practicada por la mayoría de las familias japonesas durante el equinoccio de primavera en Japón, el Shunbun no Hi.
Tantas familias participan de las festividades que se hace muy difícil encontrar un hueco para hacer un picnic, con que algunos parques abren una lista reservas para grupos con bastante antelación. Algunas familias también prefieren madrugar para llegar pronto y garantizar un buen sitio.
La época de la floración del cerezo es muy especial para el pueblo japonés porque dura entre una semana y diez días en cada lugar. Así, durante el Hanami, los japoneses se reúnen bajo los árboles por la mañana y suelen quedarse hasta el anochecer. Disfrutan al máximo la belleza de las flores, ya que no tardan en caerse de los árboles formando una gran alfombra color de rosa.
Hay más de 100 especies de Sakura en el archipiélago, que varían según el color de las flores, de las hojas y del tiempo de floración. Así como hay cerezos de varias especies, lo mismo ocurre con el significado del Hanami, que es distinto para cada persona. El más poético es el simbolismo de la flor como la brevedad de la vida, debido a su fugacidad. Otros significados incluyen la oportunidad de ver y reunir a los amigos y familiares para contemplar las flores y ponerse al día. Es también una forma relajarse y disfrutar de la comida casera y de un té al aire libre.
El origen del Hanami
Cuentan las leyendas que la tradición es milenaria. Empezó durante el Período Nara, cuando la dinastía Tang de China influía a Japón en muchos aspectos, como disfrutar de las flores. En el Período Heian (794-1191), además de la Sakura, otra floración también muy apreciada era la del árbol Ume, la ciruela.
La contemplación de las flores de Sakura también tenían un simbolismo religioso. La gente creía que dioses habitaban dentro de los árboles y depositaban ofrendas en sus raíces para pedir suerte y una buena cosecha.
El Sakura también fue considerado el símbolo del amor en la antigüedad, cuando las chicas adornaban el pelo con una rama de flores o decoraban el patio de sus casas con las flores para anunciar que estaban buscando el amor.
En sus principios, la contemplación de las flores era una exclusividad de la élite de la corte imperial, pero, con el paso del tiempo, los artistas, poetas y músicos que transitaban también por el mundo de los plebeyos, regalando la costumbre a toda la sociedad.
Hoy por hoy, la flor ha ganado un lugar especial en la cultura japonesa, donde se presenta en forma de música, poesía, artesanía, origami y otras modalidades de arte, como pinturas, grabados, kakemono, en las sedas de los kimonos y hasta en medallas militares.