Cuando pensamos en pueblos indígenas, automáticamente pensamos en el continente americano, pero la verdad es que casi todos los países del mundo ya tuvieron etnias indígenas.
Algunos de ellos las siguen teniendo, como es el caso de Japón y la etnia Ainu (アイヌ). Ainu significa “humano” en su idioma nativo.

Características de los Ainu.
Es una etnia considerada aborigen de Japón de manera oficial ya que poseen características genéticas propias. Su origen es incierto, ya que no se encuentra muy pocas o ninguna similitud ni con el japonés ni con otras lenguas asiáticas.
Otro rasgo a tener en cuenta, son sus características físicas, que son bastante reseñables si los comparamos con los rasgos habituales en los japoneses. Muchos de ellos tienen el pelo ondulado y ojos de calor castaño o claro, incluso con una altura superior a la media de la población japonesa. También suelen caracterizarse por tener una mayor cantidad de vello corporal. Los hombres suelen llevar largas barbas y bigotes.

Otra de sus características más notorias en la poca acentuación que tienen del rasgado de ojos asiático y que su color de ojos suele ser mayoritariamente claro.
Los Ainu habitan sobre todo áreas de Hokkaido y el norte de Honshu. Aunque también están presentes en las Islas Kuriles y Sajalin, al este de Rusia. Hoy se estima que hay más de 150.000 personas de esa etnia por todo el país.
Aunque la cantidad no es exacta, ya que ha habido mestizaje y también porque muchos Ainu ocultan su origen debido a cuestiones raciales en Japón. Desafortunadamente, debido a la marginación social que sufren en el país, la preservación de la cultura Ainu no es motivo de preocupación para ellos. Los padres y abuelos suelen mantener la privacidad de sus descendientes para protegerlos de conflictos. En el dialecto de la lengua ainu en Hokkaido, Kamui (カムイ), significa ‘seres divinos’.
La cultura de los Ainu
Algunos estudiosos defienden, y es la teoría más extendida, que los Ainu llegaron a Japón a través de ese canal helado que se creó entre América y Asia durante la época glaciar.

Los mongoles que vivían más al sur de Mongolia durante Período Jomon empezaron a migrar en busca de mejores condiciones de vida, asentándose en el archipiélago japonés. Del mismo modo, los antiguos habitantes asiáticos cruzaron el estrecho de Bering hacia el continente americano.
Por lo tanto, haciendo una estimación muy aproximada, los Ainu pudieron ocupar parte de Japón desde hace 10.000 años a.C. Tiempo después de esto, el mar helado que unía el archipiélago japonés con China, se descongeló, desconectando ambas partes.
Esto es seguramente lo que hizo que se diferenciaran genéticamente del resto de los pueblos asiáticos. Durante y después de la invasión japonesa a Hokkaido, los Ainu fueron prohibidos de cazar osos y ciervos o pescar salmón, su principal alimento, por lo que su dieta se vio gravemente mermada.
Los colonos japoneses empujaron al pueblo Ainu hasta los rincones más remotos de la isla de Hokkaido, y en ese proceso muchos fueron los que murieron con la migración y el hambre.
Religión
La religión más común de esta población es la denominada como “animismo”, que viene del latín “alma”. El animismo contiene muchísimas creencias entre las que tenemos que tanto objetos (ya sean de uso cotidiano o únicamente para ocasiones especiales como ritos o festividades) como otros elementos naturales como ríos, montañas, plantas, animales… están provistos de alma.
Todo tiene un alma o un espíritu, por lo tanto, esto les lleva a creer a su vez en seres espirituales que no ser lo que normalmente se entiende al escuchar ese concepto.
Para ellos, esto incluye tanto a las almas humanas como a los seres sobrenaturales que han sido proveídos de razón, inteligencia y voluntad. Creen que estos seres pueden habitar todo tipo de objetos inanimados, pudiendo tomar decisiones por ellos. Incluso existe el concepto de una fuerza universal que nos conecta a todos los seres que poseen un alma. Y, por supuesto, la conexión entre los vivos y los muertos a través de sus almas.
Así como estas almas o ánimas se ven como algo positivo, que puede ayudar y debe de ser adorado, también se consideran algo negativo, que puede ser temido o causar problemas.
Los practicantes de esta antigua religión han deificado a animales, estrellas, montañas y realizado grandes prácticas típicas relacionadas con el espiritismo, la brujería o la adivinación. Para ello se ayudan técnicas como la magia o supersticiones y de algunos objetos como sagrados como amuletos o talismanes. Usados para proteger a los practicantes de esta relación de los espíritus malignos y atraer a los buenos.

Vestimenta y tradiciones
El aislamiento que vivieron estos grupos aborígenes, promovió que desarrollaran sus propias tradiciones, tanto a nivel cultural como a la hora de vestir. Por ejemplo, como se comentó antes, los hombres suelen llevar largas barbas ya que una vez alcanzada la madurez, dejan de afeitarse, por ello, a mayor edad, más larga es esa barba.
Por otro lado, las mujeres comienzan a tatuarse la boca, los brazos, los órganos genitales externos o la frente una vez entraban en la pubertad. Para estos tatuajes utilizaban ceniza de corteza de abedul como colorante que colocaban al fuego para poder manejarlo con mayor facilidad.

Ambos géneros portaban un corte de pelo parecido, cortado a ambos lados de la cabeza a la altura de los hombros, pero manteniendo un corte semicircular en la parte posterior.
Una de las cosas que puede llamarnos más la atención sobre ellos es que estaban divididos en pequeñas tribus o aldeas de cazadores y pescadores, cocinaban ese pescado.

Otro aspecto reseñable, son sus vestimentas, que pueden recordarnos a las de algunas razas siberianas de origen étnico, ya que también estaban decoradas con motivos geométricos. Estos dibujos geométricos se usan para diferenciar el sexo y el poblado de su portador. Cuyo bordado corre a cargo de las mujeres de la tribu.
Son túnicas abiertas de mangas largas sujetas con una faja, ambas tejidas con hilo extraído de la corteza del olmo y son usadas por ambos sexos. Estas túnicas eran confeccionadas por los hombres de las tribus. Primeramente ablandaban la corteza del olmo sumergiéndola en agua, para poder extraer de largos hilos que tejerán después. En invierno, para intentar combatir el frío, añaden bajo la túnica una camisa corta sin mangas hecha con pieles de animales.
En cuanto a la ropa interior, las mujeres solían llevarlas hechas de paño japonés aunque en invierno pasaban a ser de pieles animales como, por ejemplo, de ciervo.
Otra parte de su vestimenta es el calzado donde por un lado tenemos las sandalias hechas de paja, propias del verano y otro zapato de piel de perro o salmón, ideales para el invierno
Tanto hombres como mujeres usaban diversos complementos como pendientes y collares. Además los hombres portaban en las ceremonias unas coronas llamadas “sapanupe”. Estaban adornadas con animales deificados y otros elementos. Un accesorio característico de los hombres son unas espadas que llevaban colgadas del hombre. Al Igual que para las mujeres, su elemento diferenciador era un turbante dorado.
Los Ainu actuales
Hoy día, pocos son los descendientes de los Ainu capaces de comunicarse en la lengua de sus ancestros, que no guarda ninguna similitud con la lengua japonesa.

Normalmente se estudian las distintas estructuras de una lengua para averiguar con que otras tiene una cierta relación. Gracias a esto, además de conocer la raíz de las diferentes lenguas, se logra hacer un estudio sobre algunos movimientos migratorios de antiguas poblaciones.
El ejemplo lo tenemos entre algunas lenguas europeas como el euskera, el húngaro o el estonio. Que tienen el mismo origen y por lo tanto se entiende que mantienen una conexión.
En cambio, con el Ainu no se ha encontrado ninguna similitud que permite relacionarlo lo más mínimo con las otras lenguas o culturas asiáticas existentes en este momento.
Por lo tanto, de aquí se saca la conclusión de que es una lengua única sin ningún tipo de relación con otra lengua. Lo que hace crecer aún más el misterio alrededor de esta etnia.
Según una estadística de la Prefectura de Hokkaido de 1999, tan solo el 0,8 % de los Ainu, todos mayores de 50 años, hablan con fluidez su propia lengua, mientras que el 4,5 % dijeron que pueden mantener una pequeña conversación. Actualmente, según la última la estadística, 24 mil Ainu viven en la isla de Hokkaido.
Pero, de acuerdo con los representantes de la comunidad, este número puede ser dos o tres veces más grande, ya que muchos no se atreven a revelar sus orígenes.
La mayoría de los Ainu viven en condiciones de extremada pobreza y prácticamente en el olvido, a pesar de vivir en la tercera mayor potencia económica del mundo.
Esto es todo lo que os hemos podido contar sobre esta desconocida tribu, ¿Ya sabíais de ella? ¿Habéis descubierto algo nuevo?.