En China, existe una expresión llamada 碰瓷 (pengci), literalmente “tocar porcelana“, para referirse a las famosas estafas por accidente de tráfico que últimamente inundan las redes. Los presuntos accidentados fingen daños más graves de los reales para cobrar una indemnización mayor, sin embargo, este curioso fenómeno se ve amenazado por la creciente vigilancia y un nuevo marco jurídico. Si quieres saber más, sigue con nosotros y te contaremos los detalles de la peculiar estafa del “tocar porcelana”.
ORÍGENES DE LA ESTAFA
Esta popular estafa, llamada pengci en su lengua, tiene sus orígenes en la práctica de colocar objetos de porcelana de gran valor en lugares en los que se dañarían fácilmente con el fin de cobrar una cantidad por los daños. A menudo, la pieza se trataba de una imitación o ya había sufrido daños anteriormente.
Algunas fuentes sitúan el comienzo de esta práctica en la tardía dinastía Qing, en la que los nobles empobrecidos paseaban entre multitudes con piezas de porcelana defectuosas. Cuando los transeúntes dañaban accidentalmente la porcelana, los nobles demandaban una compensación por ella.
Hoy en día, esta expresión se utiliza principalmente para designar aquellas personas que fingen o provocan accidentes de tráfico a propósito con el fin de cobrar una retribución económica por parte del estafado. Su uso se atribuye a la aparente fragilidad de las supuestas víctimas.
En muchos casos, los perpetradores de pengci se arriesgan más de lo debido al lanzarse a los vehículos en movimiento y resultan heridos de gravedad (en ciertos casos de verdad) o arriesgando incluso la muerte.
La popularidad del término hace que se utilice para multitud de situaciones: por ejemplo, la expresión “diplomacia de pengci“ se refiere a lanzar una campaña de indignación para que el adversario modifique su comportamiento en el ámbito de los negocios.
Curiosamente, también se aplica este término a los gatos callejeros que se acercan a los humanos en actitud afectuosa con esperanzas de recibir comida.
CASOS CONCRETOS DE TOCAR PORCELANA
Tal es la popularidad y efectividad de esta artimaña que hay personas que han hecho de ella su forma de ganarse la vida. Concretamente, conocemos el caso del señor Wang, que decidió convertirlo en su oficio en 2013.
A raíz de un choque accidental con otro vehículo que resultó en la carrocería del suyo rayada, el señor Wang recibió una cantidad muy superior a los daños ocasionados. De esta forma, el hombre empezó a provocar los accidentes con un estudiado modus operandi, acercándose con la velocidad adecuada y en el momento justo. Para cuando se topó con la justicia, el señor Wang había provocado más de 300 accidentes.
A veces, los daños eran sufragados por el seguro de la víctima. Sin embargo, la mayoría de las veces eran los estafados los que ponían el dinero de su bolsillo, intentando evitar infracciones que repercutirían en su trabajo cuando se trataba de taxistas y conductores de autobús.
En otros casos, se consigue que la policía retire a los estafadores del camino de los vehículos por la fuerza.
Algunos estafadores destacan por la singularidad de su procedimiento. Por ejemplo, el caso del pengci desnudo se distingue por la insistencia de su perpetrador de practicar la estafa sin nada de ropa, en un intento desesperado por llamar aún más la atención y asegurar su compensación económica. Como se puede ver en la imagen arriba, el estafador escoge conductores con vehículos costosos. De hecho, en este caso el hombre es un conocido practicante de pengci y acababa de salir de prisión por sus repetidos intentos de estafa.
NUEVA LEGISLACIÓN
Una de las razones por las que el pengci era tan común hasta ahora es porque los estafadores encontraban que la ley se ponía de su parte en la mayoría de las ocasiones. Ya que la sanidad en China es privada y poco asequible para muchos, las indemnizaciones en concepto de gastos médicos eran muy demandadas.
Sin embargo, las autoridades del país han hecho público un nuevo marco jurídico que define como pengci a “cualquier acto en el que una persona finja de manera deliberada un accidente para luego pedir compensación por medio de fraude o extorsión“, como ya comunicó Sun Maoli, portavoz del ministerio, en una rueda de prensa al respecto.
Esta nueva legislación establece penas de cárcel específicas para la estafa de tocar porcelana. En el caso del señor Wang, en 2017 debió cumplir una pena de nueve meses entre rejas y pagar una multa de 10.000 yuanes.
LA TECNOLOGÍA DIFICULTA LA ESTAFA
Además del cambio en la legislación china, los estafadores de pengci ven sus intentos frustrados por la gran presencia de cámaras de vigilancia. También suponen una dificultad los teléfonos de los espectadores de los “accidentes”, siempre listos para inmortalizar estas fraudes y publicarlos en redes. No obstante, sigue habiendo quienes no se achantan al ver que están siendo vigilados e, incluso, actúan con mayor descaro al darse cuenta de ello.
De cualquier forma, las autoridades chinas están decididas a acabar con este fraudulento fenómeno, aunque parezca una tarea difícil.
¿Conocías la estafa de tocar porcelana? ¿Sabes de algún caso parecido en otros países? ¡Háznoslo saber en tus comentarios!
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